San Juan Crisóstomo

San Juan Crisóstomo

      San Juan Crisóstomo                           

 
San Juan Crisóstomo es el representante más importante de la Escuela de Antioquía y uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia en Oriente. Su personalidad nos es bien conocida a través de sus biógrafos: enérgico y de gustos sencillos y austeros, estaba dotado de grandes cualidades oratorias. Nacido en el seno de una familia cristiana noble, alrededor del año 350, recibió desde su infancia una educación esmerada. Después de ser ordenado sacerdote en el año 386, cumplió el oficio sacerdotal en Antioquía durante doce años; allí recibió el sobrenombre de Crisóstomo (boca de oro) con que ha pasado a la posteridad, a causa del esplendor de su elocuencia. En el 397 fue consagrado obispo de Constantinopla. Desde el primer momento dedicó todos los esfuerzos a elevar el ambiente moral de la sociedad que le rodeaba, lo que le produjo numerosas incomprensiones y, al final de su vida, el exilio. Murió el 14 de septiembre del año 407. Entre los Padres griegos no hay ninguno que haya dejado una herencia literaria tan copiosa como San Juan Crisóstomo. Además, es el único, entre los antiguos antioquenos, cuyos escritos se han conservado casi íntegramente.
 
El año 397 fue elegido obispo de Constantinopla, cargo en el que se comportó como un pastor ejemplar, esforzándose por llevar a cabo una estricta reforma de las costumbres del clero y de los fieles. Su rectitud en proclamar y defender la verdad le ganó muchos enemigos. La oposición de la corte imperial y de los envidiosos maquinaron acusasiones contra el y lo llevaron dos veces al destierro y eventualmente a Pythius en la periferia del imperio. Uno de sus enemigos, Theophilus, Patriarca de Alejandría, se arrepintió antes de su muerte.  Otro enemigo era la emperadora Eudoxia.  Tuvo el consuelo de contar siempre con el apoyo del Papa y llevó todas las tribulaciones con gran valentía y fe. Acabado por tantas miserias, murió en Comana, en el Ponto, el día 14 de septiembre del año 407. Contribuyó en gran manera, por su palabra y escritos, al enriquecimiento de la doctrina cristiana, mereciendo el apelativo de Crisóstomo, es decir, «Boca de oro
 
Desde sus primeros años el jovencito demostró tener admirables cualidades de orador, y en la escuela causaba admiración con sus declamaciones y con las intervenciones en las academias literarias. La mamá lo puso a estudiar bajo la dirección de Libanio, el mejor orador de Antioquía, y pronto hizo tales progresos, que preguntado un día Libanio acerca de quién desearía que fuera su sucesor en el arte de enseñar oratoria, respondió: "Me gustaría que fuera Juan, pero veo que a él le llama más la atención la vida religiosa, que la oratoria en las plazas
 
Juan deseaba mucho irse de monje al desierto, pero su madre le rogaba que no la fuera a dejar sola. Entonces para complacerla se quedó en su hogar pero convirtiendo su casa en un monasterio, o sea viviendo allí como si fuera un monje, dedicado al estudio y la oración y a hacer penitencia.
Cuando su madre murió se fue de monje al desierto y allá estuvo seis años rezando, haciendo penitencias y dedicándose a estudiar la S. Biblia. Pero los ayunos tan prolongados, la falta total de toda comodidad, los mosquitos, y la impresionante humedad de esos terrenos le dañaron la salud, y el superior de los monjes le aconsejó que si quería seguir viviendo y ser útil a la sociedad tenía que volver a la ciudad, porque la vida de monje en el desierto no era para una salud como la suya.
 
El llegar otra vez a Antioquía fue ordenado de sacerdote y el anciano Obispo Flaviano le pidió que lo reemplazara en la predicación. Y empezó pronto a deslumbrar con sus maravillosos sermones. La ciudad de Antioquía tenía unos cien mil cristianos, los cuales no eran demasiado fervorosos. Juan empezó a predicar cada domingo. Después cada tres días. Más tarde cada día y luego varias veces al día. Los templos donde predicaba se llenaban de bote en bote. Frecuentemente sus sermones duraban dos horas, pero a los oyentes les parecían unos pocos minutos, por la magia de su oratoria insuperable. La entonación de su voz era impresionante. Sus temas, siempre tomados de la S. Biblia, el libro que él leía día por día, y meditaba por muchas horas. Sus sermones están coleccionados en 13 volúmenes. Son impresionantemente bellos.
El bautismo para unificarse en la vida eterna 
                      
 

                     el bautismo es necesario para la salvación

Como sucede con cualquier verso o pasaje aislado, discernimos lo que éste enseña, filtrándolo primeramente a través de lo que ya conocemos que enseña la Biblia sobre el tema en cuestión. En el caso del bautismo y la salvación, la Biblia es clara en que la salvación es por gracia a través de la fe en Jesucristo, no por obras de ninguna especie, incluyendo el bautismo (Efesios 2:8-9). Así que, cualquier interpretación que llegue a la conclusión de que el bautismo, o cualquier otra acción, son necesarios para la salvación, es una falsa interpretación. Para más información, favor de leer nuestra página web sobre ,Es la salvación por fe solamente, o por fe más obras Juan 3:3-7, “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo:  Cómo puede un hombre nacer siendo viejo, Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer,  Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
 
Cuando consideramos este pasaje, es importante notar en primer lugar, que en ninguna parte del contexto es siquiera mencionado el bautismo. Mientras que el bautismo sí se menciona más adelante en este capítulo (Juan 3:22-30 Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y allí se estaba con ellos y bautizaba  ) Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque había allí mucha agua, y la gente acudía y se bautizaba y en una ocasión diferente a la conversación con Nicodemo. Esto no quiere decir que Nicodemo no estuviera familiarizado con el bautismo, ya fuera por la práctica judía de bautizar a los gentiles convertidos al judaísmo, o por el ministerio de Juan el Bautista. Sin embargo, simplemente leyendo estos versos en el contexto, no nos darían ninguna razón para asumir que Jesús estuviera hablando del bautismo, a menos que uno estuviera predispuesto, buscando encontrar dentro del pasaje una idea o teología preconcebida. El entender automáticamente que se habla del bautismo en este verso, simplemente porque se menciona el “agua,” es injustificado. Aquellos que sostienen que el bautismo es necesario para la salvación, señalan que “nacer del agua” es la evidencia. Como una persona lo expuso, “Jesús lo describe y le dice claramente cómo – naciendo del agua y del Espíritu. ¡Esta es una perfecta descripción del bautismo! Jesús no pudo haber dado una explicación más detallada y exacta del bautismo.” Sin embargo, si Jesús realmente hubiera querido decir que uno debe ser bautizado para ser salvo, Él pudo sencillamente haber dicho, “De cierto, de cierto te digo, que a menos que uno sea bautizado y nacido del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.” Además, si Jesús hubiera hecho tal declaración, habría contradicho otros muchos pasajes de la Biblia que dejan en claro que la salvación es por fe (Juan 3:16  Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna)( El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre é) (Efesios 2:8-9 Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe) Tito 3:5 él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo.
 
Tampoco deberíamos perder de vista el hecho de que cuando Jesús estaba hablando con Nicodemo, la ordenanza del bautismo cristiano aún no entraba en vigor. Esta inconsistencia en interpretar la Escritura, es vista cuando uno le pregunta a aquellos que creen que el bautismo es necesario para la salvación: ¿por qué el ladrón en la cruz no necesitó ser bautizado para ser salvo? Una respuesta común a esta pregunta es, “El ladrón en la cruz aún estaba bajo el Antiguo Pacto, y por lo tanto no estaba sujeto a este bautismo. Él fue salvo al igual que cualquier otro que estaba bajo el Antiguo Pacto.” Así que, en esencia, la misma gente que dice que el ladrón no necesitaba ser bautizado porque estaba “bajo el Antiguo Pacto” utilizará Juan 3:5 como ( Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.)“prueba” de que el bautismo es necesario para la salvación. Ellos insisten en que Jesús le está diciendo a Nicodemo, que él debe ser bautizado para ser salvo, aunque él también, estaba aún bajo el Antiguo Pacto. Si el ladrón en la cruz fue salvo sin ser bautizado (porque él estaba bajo el Antiguo Pacto),    por qué Jesús le diría a Nicodemo (quien también se encontraba bajo el Antiguo Pacto) que él necesitaba ser bautizado
 
Si el “nacer del agua y del Espíritu” no se refiere al bautismo, entonces ¿qué significa? Tradicionalmente, ha habido dos interpretaciones de esta frase. La primera es que “nacer del agua” está siendo usado por Jesús para referirse al nacimiento natural (refiriéndose al agua como el líquido amniótico que rodea al bebé en el vientre materno) y que ser nacido del Espíritu, indica el nacimiento espiritual. Mientras que eso ciertamente es una posible interpretación de “nacer del agua” y parecería ajustarse al contexto de la pregunta de Nicodemo acerca de cómo un hombre puede nacer “siendo viejo,” no es la mejor interpretación dado el contexto de este pasaje. Después de todo, Jesús no estaba hablando acerca de la diferencia entre el nacimiento natural y el nacimiento espiritual. Lo que Él estaba haciendo era explicarle a Nicodemo su necesidad de “nacer de lo alto” o “nacer de nuevo.”
 Los neófitos semejan a las estrellas del cielo  Dios sea loado  Las estrellas de la tierra resplandecen con una luz más brillante aún que las del cielo. 
Existen estrellas sobre la tierra porque el Dios del cielo se mostró sobre ella. Brillan en pleno sol y su resplandor es más luminoso que el de las estrellas que sirven a la noche. Los astros del cielo terminan su servicio al levantarse el sol.
 
aquellos de la tierra resplandecen con una luz más admirable cuando aparece Cristo, el sol de justicia. Los primeros desaparecerán con el fin del mundo, los segundos serán todavía más luminosos hacia el fin de los tiempos. Pues está escrito: "Las estrellas del cielo caerán como las hojas marchitas de la viña. De los últimos se dijo: "Los justos resplandecerán como las estrellas del cielo.  Qué quiere decir:  Las estrellas del cielo caerán como las hojas marchitas de la viña Las viñas cubiertas de racimos sacan hojas, pero en el tiempo de cosecha, éstas caen. Lo mismo sucede con el universo. Durante todo el tiempo que él abrigó a la humanidad, el cielo guardó sus estrellas como la viña sus hojas. Cuando la noche haya pasado, las estrellas no tendrán ya razón de ser.
 
Las estrellas son, por esencia, de fuego. Las estrellas de la tierra también son transformadas en una naturaleza incandescente. Entre las primeras el fuego es visible, entre las segundas, sólo puede verlo el ojo de la fe.  Él os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.  Queres conocer el nombre de las estrellas.
Las primeras se llaman Orion, Nazareth, Arquero, Vespertina, Lucifer. Entre las segundas, no existen estrellas de la tarde, todas son estrellas de la mañana. 
Yo les repito:  Dios sea loado (culto Alabar o elogiar con palabras a una persona ), por ser el único que produce tales maravillas! Él lo ha creado todo, todo lo renovó.
 
Aquellos que ayer estaban todavía prisioneros, hoy son libres. 
Aquellos que profesaban el error se han convertido en ciudadanos de la Iglesia. Aquellos que vivían en la vergüenza del pecado han sido ennoblecidos por la justicia.
 
No son simplemente libres, sino santos; no solamente santos, sino justos; no solamente justos, sino hijos de Dios; no solamente hijos, sino herederos; no solamente herederos, sino hermanos de Cristo; no solamente hermanos de Cristo, sino sus coherederos; no solamente sus coherederos, sino sus miembros; no solamente sus miembros, sino templo; no solamente templo, sino instrumento del Espíritu Santo.
¡Dios sea loado, El, que produce tales maravillas. Ves cuan múltiple es la gracia del bautismo? Algunos sólo ven en ella la remisión de los pecados, mientras que nosotros podemos alinear diez dones de honor. Por esta razón bautizamos también a los niños de poca edad, cuando todavía no han comenzado a pecar, para que reciban la santidad, la justicia, la filiación, la herencia, la fraternidad de Cristo, para que se conviertan en miembros y morada del Espíritu Santo.
 

Advertencia a los neófitos. El combate con los demonios.

En cuanto a vosotros, hermanos bien amados, yo puedo llamaros de este modo pues recibí un día la misma gracia del nuevo nacimiento y a causa de mi gran amor hacia vosotros. Yo os ruego que, después de haber recibido gracia tan grande, probéis vuestra buena voluntad. Mostraos dignos de la gracia, pues el honor que se os hará es insigne.
Estos últimos tiempos sólo representaron para vosotros un ejercicio preparatorio, la caída era siempre posible. Hoy comienza el verdadero combate que decidirá la corona. El combate comienza, el estadio está abierto. Acuden como espectadores, no solamente los hombres, sino también los ejércitos celestes de los ángeles: 
 
Hemos sido dados en espectáculo, está escrito, al mundo, a los ángeles y a los hombres.
Los ángeles os contemplan, el Señor de los ángeles os presenta la corona. Está en juego no solamente nuestra gloria sino también nuestra salvación, el arbitro es aquel que dio su vida por nosotros. En los juegos olímpicos, aquél que otorga la corona ocupa un lugar en medio de los concurrentes, no favorece a nadie con una señal de simpatía, es imparcial. Espera el resultado incierto del combate.
En la lucha con el demonio, Cristo no es neutro, se coloca de nuestro lado. Para convencerte, recuerda que él nos unge con el aceite de la alegría, que él tiende trampas al demonio para lograr su pérdida. Si él ve caer al demonio durante el combate nos grita: "Aplástalo.
Si nos ve vacilar, nos reanima con la mano de su majestad y nos dice: "¿Acaso el que cae no puede levantarse. El despierta a aquellos que duermen, diciendo: "Despiértate, tú que duermes.
 

                Quieres conocer otras maravillas

Dios nos ha preparado el cielo como recompensa; el demonio, aunque resulte vencedor, es devuelto al infierno y amenazado con el castigo. Si yo logro la victoria, seré coronado. Él será castigado aunque venza. Para convencerte de que, aun victorioso, sufrirá los más crueles castigos, recuerda a Adán y su caída. Qué ganó el demonio Dios dijo a la serpiente: Marcharás sobre tu vientre y comerás tierra durante todos los días de tu vida.
Si Dios castigó y maldijo así a la eva en el jadin del EDEN , cuánto más riguroso será el castigo al spiritu- invisible si su instrumento fue sometido a semejantes tormentos
Si un padre amante descubre al asesino de su hijo, se apodera, no solamente del homicida, sino también de la espada que mató a su hijo y la quiebra. Igualmente Cristo, cuando ve un alma sofocada por el demonio, condena no sólo al asesino a tormentos implacables, sino que también despunta y quiebra su arma.
 

Preparémonos con confianza para el combate. 

Nuestras armas son más brillantes que el oro, más duras que el diamante, más centelleantes que el fuego, más ligeras que plumas. Ellas no hieren ni cortan tu cuerpo, sino lo afirman y lo vuelven flexible. Con ellas puedes sin dificultad llegar al cielo. Las armas de la tierra con las cuales el debutante se entrena día tras día son demasiado rudas e inutilizables en el combate espiritual.
Soy hombre, pero he sido llamado a enfrentar a los demonios. Nacido con un cuerpo, debí luchar contra un enemigo sin cuerpo. He aquí por qué Dios me ha dado una coraza que no es de metal, sino de simplicidad y justicia. Dios me ha armado con el escudo de la fe. La palabra de Dios es mi espada. El enemigo se sirve de flechas; yo, de una espada.
 
El confía en sus tiros; a mí no me faltan, ni defensa, ni armas. El enemigo no se siente seguro, se mantiene a distancia, lanza sus flechas desde lejos, ellas sólo pueden alcanzar al imprudente.
Dios me ha otorgado otro sostén. Cuál Me ha preparado una mesa con manjares elegidos, para que, fortificado con alimentos tonificantes, combata al enemigo hasta la victoria. Cuando el demonio gesticulante te ve abandonar la mesa del festín celestial, huye como perseguido por un león que arroja fuego, desaparece con la velocidad del viento y no osa ya acercarse.Con sólo ver a lo lejos tu lengua enrojecida por la sangre del Señor, créeme, abandona el combate apresurado. Si ve desde lejos sobre tus labios la sangre de Cristo, huye espantado.
 

y la que mejor se ajusta a todo el contexto, no solo de este pasaje sino de la Biblia como un todo, es el que ve la frase “nacer del agua y del Espíritu” como la descripción de dos diferentes aspectos del mismo nacimiento espiritual, o lo que significa ser “nacido de nuevo” o “nacer de lo alto.” Así que cuando Jesús le dijo a Nicodemo que él debía “nacer del agua y del Espíritu,” Él no se estaba refiriendo literalmente al agua - el bautismo o el líquido amniótico en el vientre materno), sino que se refería a la necesidad de una limpieza o renovación espiritual. A través del Antiguo Testamento (Salmo 51:2,7;  Cuando el profeta Natán le visitó después que aquél se había unido a Betsabé Mira que en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre.) Ezequiel 3 22 Si por el contrario adviertes al malvado y él no se aparta de su maldad y de su mala conducta, morirá él por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.)  el agua a menudo se utiliza en sentido figurado como limpieza o regeneración espiritual, producida por el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, al momento de la salvación 
 
La sagrada escritura no discierne que el   agua es el símbolo de la limpieza. Cuando Jesús toma posesión de nuestras vidas, cuando lo amamos con todo nuestro corazón, los pecados del pasado son perdonados y olvidados. El Espíritu es el símbolo del poder. Cuando Jesús toma posesión de nuestras vidas, no es solo que el pasado sea perdonado y olvidado; si eso fuera todo, bien podríamos proceder a volver nuevamente al mismo desorden de vida; pero en la vida ingresa un nuevo poder, el cual nos permite ser lo que por nosotros mismos nunca podríamos ser, y hacer lo que por nosotros mismos nunca podríamos hacer. El agua y el Espíritu representan la purificación y el poder fortalecedor de Cristo, que borra el pasado y da victoria en el futuro. Por tanto, el “agua” mencionada en este verso, no es literalmente el agua física, sino más bien, “el agua viva” que Jesús prometió a la mujer junto al pozo en Juan 4:10, y al pueblo en Jerusalén  Es la purificación interna y renovadora, producida por el Espíritu Santo que infunde vida espiritual a un pecador muerto 
 
Hay varias razones por las que esta resulta ser la interpretación correcta de la frase “nacer del agua y del Espíritu.” Antes que nada, debemos notar que la palabra griega traducida como “de nuevo” tiene dos posibles significados. El primero es “nuevamente,” y el segundo es “de arriba.” Nicodemo aparentemente asume el primer significado “nuevamente” y encuentra esta idea incomprensible. Eso es por lo que no podía entender cómo un hombre viejo podría entrar de nuevo en el vientre de su madre y nacer físicamente de nuevo. Por tanto, Jesús reitera lo que le acababa de decir a Nicodemo de una manera diferente, para que le quedara claro que Él se estaba refiriendo a “nacer de arriba.” En otras palabras, tanto “nacer de arriba” como “nacer del agua y del Espíritu” son dos maneras de decir la misma cosa.
          

 Nicodemo, tienes que nacer de nuevo

  Nicodemo fue el personaje que hizo una histórica visita a Jesús (Juan 3.1 Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. ). Nicodemo tenía preguntas para el Mesías. Jesucristo aprovechó esta oportunidad para enseñarle los principios del nuevo nacimiento. Jesús señaló un punto fundamental: para entrar al reino de Dios es necesario entender el proceso del nuevo nacimiento.
 
Por ser fariseo, Nicodemo tenía como fundamento de su fe lo siguiente: 
(1) Uno debe conocer la ley mosaica; 
(2) Uno debe aplicar el significado de la ley
 (3) Uno debe practicar las leyes de pureza y el culto apropiado de Dios. Como miembro del sanedrín, Nicodemo era parte del concilio más prestigioso de Israel, que estaba compuesto de 70 líderes prominentes reconocidos como expertos en la ley mosaica. Se encargaba de proteger a Israel de los falsos maestros y la herejía. Nicodemo se acercó a Jesús con sinceridad y honestidad. El creía verdaderamente que Jesús era un maestro enviado por Dios. Como observador perspicaz supo reconocer lo obvio: nadie podía realizar semejantes milagros a menos que Dios estuviera con él. Con estos antecedentes, posición, liderazgo religioso y conocimiento de la Escritura, Nicodemo debió haber comprendido el nuevo nacimiento. Sin embargo, lo increíble era que él no podía entender esa enseñanza.
 

Todo israelita devoto y preparado sostenía dos conceptos

 (1) Todo aquel que naciera de padres judíos y que fuera circuncidado al octavo día entraba en una relación de convenio don Dios (Génesis 17.10-14;  Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos vuestros varones serán circuncidados. El incircunciso, el varón a quien no se le circuncide la carne de su prepucio, ese tal será borrado de entre los suyos por haber violado mi alianza.)( Exodo 12.48; Si un forastero que habita contigo quiere celebrar la Pascua de Yahveh, que se circunciden todos sus varones, y entonces podrá acercarse para celebrarla, pues será como los nativos; pero ningún incircunciso podrá comerla.)( Levítico 12.4 pero ella permanecerá todavía 33 días purificándose de su sangre. No tocará ninguna cosa santa ni irá al santuario hasta cumplirse los días de su purificación.)
(2) Para mantener la alianza con nuestro theo amtropos  era necesario obedecer fielmente a la ley mosaica La circuncisión servía para sellar el convenio con Dios; la obediencia a la ley servía para preservar la relación con Dios. Los fariseos devotos definían todos los aspectos de la fidelidad en términos de la obediencia a la ley. Estos legalistas aplicaban la ley a toda área de la vida. En su cuidadosa entrega a la aplicación de la ley, habían creado aplicaciones basadas en sus interpretaciones de la ley. Las leyes de la purificación eran prominentes dentro de las costumbres farisaicas. La pureza era el resultado de la purificación ceremonial. La purificación ocurría cuando el cuerpo era lavado según los ritos ceremoniales. Cuando una mujer daba a luz, era impura por cierto tiempo (Levítico 12 Yahveh habló a Moisés y dijo: Habla a los israelitas y diles: Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días; será impura como en el tiempo de sus reglas. Al octavo día será circuncidado el niño en la carne de su prepucio, pero ella permanecerá todavía 33 días purificándose de su sangre. No tocará ninguna cosa santa ni irá al santuario hasta cumplirse los días de su purificación. Mas si da a luz una niña, durante dos semanas será impura, como en el tiempo de sus reglas, y permanecerá 66 días más purificándose de su sangre. ). No podía tocar nada que fuera sagrado, ni ir al templo. Cuando su tiempo terminaba, ofrecía un sacrificio de animal en el templo para efectuar su purificación.
 
Un hombre que tocaba un cuerpo (muerto), un hueso humano, o una tumba, era inmundo por siete días (Números 19.11-22 El que toque a un muerto, cualquier cadáver humano, será impuro siete días. Y todo lo que haya sido tocado por el impuro, será impuro; y la persona que le toque a él, será impura hasta la tarde). Una persona limpia podía ofrecer sacrificio por la persona impura. Tomaba las cenizas, y en un mismo recipiente, las mezclaba con agua tomada de un arroyo. La persona limpia rociaba a la persona impura con esa agua el tercer día y el séptimo. Después del último rociamiento, la persona impura lavaba sus ropas, se daba un baño y era limpia al atardecer. En el mismo proceso, si la persona limpia tocaba el agua de la impureza, quedaba inmunda por siete días. Uno tiene que entender estas enseñanzas y convicciones si se quiere comprender la manera en que Nicodemo pensaba. Nicodemo dijo: "Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él" (Juan 3.2 Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él.  Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»  Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer). Probablemente Nicodemo estaba tratando de iniciar una conversación sobre la identidad de Cristo. Sin embargo Jesús no tenía intenciones de comentar sobre su identidad.
 
Jesús respondió: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" . Para Nicodemo esto era una nueva y diferente condición para entrar al anticipado reino. Sus conocimientos le hacían ver que cualquier israelita circuncidado que guardaba la ley tenía asegurado un lugar en ese reino. Además, su preparación le hacía considerar cualquier verdad religiosa como algo literal y físico. Volver a nacer físicamente para hacerse parte de un reino literal era algo imposible.
Te perturba lo que te he dicho; Es algo más allá de tu comprensión, No puedes explicar el fenómeno del viento; no lo puedes ver; pero sabes que existe porque puedes sentir su efecto. Tratar de explicar el nuevo nacimiento o ver directamente al Espíritu obrando en el nuevo nacimiento es algo innecesario. Lo que se puede ver de la obra del Espíritu es el efecto.
 
    Ieromonah Seraphim